miércoles, 23 de octubre de 2013

EXTRAÑAR BANDA A LA BANDA





Sabía que iba a pasar. Obvio que lo sabía. Pero cuando tenes tanta aventura llena de sensaciones y emociones por delante,  pensas en la minima posibilidad de “no extrañar tanto”. Bull Shit. Las extraño todos los días.

A ver, tener a Cali todos los días conmigo, hace que todo sea mucho más fácil. Pero cuando los días empiezan a pasar, y el tiempo empieza a tener efecto, aparece esa sensación que proviene del verbo “extrañar” que no se si alguna vez la sintieron, pero en mi opinión, es una de las peores. Por suerte, como todo lo que esta pasando es tan increíble, el extrañar aparece cuando uno piensa en el otro. Si no se piensa mucho, no se extraña. Pero mi madre parió a una eterna “pensadora”, por ende, el no pensar en que me esta pasando es inevitable. Y ahí es cuando aparecen esos estrujones de pecho que me recuerdan cuanto las extraño.


(Le estoy poniendo drama al relato eh, tranquilas que estoy en Australia pasándola b o m b a)



El  otro día caminando con Cali le pregunte: no te pasa que cuando ves grupos de amigas no parecen amigas? Jure que no iba a saber de que estaba hablando. Por un lado porque mi pregunta estaba bastante mal formulada, pero por el otro, porque pensé que yo sola lo había notado. Y me respondió: SI!!! Me re pasa. Nos entendimos enseguida.


Paso a explicar la situación. Al trabajar ambas en lugares donde la gente suele ir con amigos a compartir un momento, pudimos sacar varias conclusiones.  No se ve ese noseque que hay entre amigos. Parecen reuniones de gente que recién se conoce. No se escuchan risas desenfrenadas, algún que otro grito, o ese “QUEEEE” típico entre mujeres cuando una cuenta por ejemplo que su ex va a ser papa y que la madre es esa chica que se fue del colegio cuando estaban en 7mo grado. Ni hablar de ver algún abrazo, apretujon de manos o contacto físico con el otro.


Eso extraño. Salir con mis amigas a comer, a tomar algo,  y que la mesa no pueda parar de moverse. O juntarnos en el sillón de alguna casa  a hacernos bolita, rodete en la cabeza, comer algo rico y no parar de reírnos. Esa “chispa” que hace que la persona pase a ser una parte tuya, a quien le compartís tu intimidad y la haces parte de tu día, de tu vida. Júzguenme de cursi, pero yo creo que cada una de mis amigas tiene un pedacito de mi. Y que se lo presto para compartirlo y que lo cuide. Y viceversa.


Creo que esta parte del viaje es la que me esta costando mas. Skype y sus derivados ayudan un montón. Pero a veces las ganas de pasar la pantalla me sobrepasan. Esta bueno estar viviendo todo esto. Porque claro que sabía que las quería mucho, pero sentirlo así de fuerte me hace reafirmarlo y agradecer que las tengo. Mirar de lejos, alejarse, volver, encontrar, descubrir. Eso me esta pasando con ustedes.


"Las despedidas iban a matarme. Pero el día que te diga todo esto, seguramente habré entendido que en algunas cuestiones la mejor perspectiva la dan los años, no los kilómetros. Me habré dado cuenta de cómo me preocupaba por las cosas, cómo sufría innecesariamente, cómo suponía un futuro que no podía predecir. Y para ese entonces también habré comprobado que en cada una de mis vueltas a casa sentí lo mismo: que, entre las personas que quería y yo, el tiempo no había pasado, que la amistad no se había ido de viaje para siempre, sino que seguía ahí, intacta."